DOCE POSTULADOS DEL MOVIMIENTO DE INTEGRACIÓN DEMOCRÁTICA MID

José Hidalgo Restrepo Bermeo

Secretario nacional MID

Integrante del CEID – FECODE

Coordinador Nacional del Proyecto Escuela Territorio de Paz – FECODE

 

Nuestro actuar político, sindical, profesional y social, lo regimos y guiamos por unos mínimos principios; entre ellos, los siguientes:

  1. El neoliberalismo es devastador de la condición humana, causa de las grandes desigualdades sociales y de las guerras en el mundo, porque ha asumido la eficiencia, la competitividad y el individualismo como fin y método cientificista de desarrollo económico, lo que ha llevado a la naturalización de la pobreza, la explotación y dominación. El modelo de desarrollo capitalista y neoliberal reduce la vida del ser humano y la naturaleza a objetos de mercancías que se intercambian en el mercado de la globalización como grandes fuentes de plusvalía que enriquecen con menores inversiones las arcas de los empresarios y multinacionales (MID, 2018). “El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita” (Stiglitz, 2012) y “el 82% de la riqueza mundial generada durante el pasado año fue a parar a manos del 1% más rico de la población mundial, mientras el 50% más pobre –3700 millones de personas– no se benefició lo más mínimo de dicho crecimiento” (OXFAM, 2018). El ser humano se reduce a un valor monetario: “amigo cuanto tiene cuánto vale, principio de la actual filosofía”; este verso de la canción popular de Jorge Villamil “Oropel” expresa de manera sencilla y profunda el sentido vil de la vida en el capitalismo.
  2. La emancipación humana de los pueblos es nuestro horizonte de lucha. La construcción del sentido de humanidad en las prácticas sociales, políticas, económicas, culturales del Estado y de los ciudadanos colombianos. Esto implica la creación y transformación de las condiciones materiales e inmateriales que le dan a las comunidades: bienestar, confianza, felicidad, acceso y disfrute de los derechos plenos a todos, sin excepciones. Así pues, la emancipación es un horizonte activo en el presente; es la opción de la lucha permanente por la vida y sus circunstancias objetivas y subjetivas que la hacen posible; es arriesgarse los pueblos a asumir la historia como propia, como sujetos de posibilidades. Mario Benedetti, poeta uruguayo, grafica en un poema el sentido profundo de la emancipación: “No te rindas que la vida es eso, / continuar el viaje, / perseguir tus sueños, / destrabar el tiempo, / correr los escombros y destapar el cielo.”
  3. La defensa de la vida y la paz con justicia social, la protección y la conservación de la naturaleza. Luchamos por las mejores condiciones de dignidad humana: “El capitalismo es amoral y no entiende el concepto de dignidad humana; defender esta dignidad es una lucha contra el capitalismo y nunca con el capitalismo (en el capitalismo, incluso las limosnas sólo existen como relaciones públicas” (de Sousa Santos, 2017). No se trata de vivir por vivir, sino del buen vivir para todos. Subordinar la economía y el desarrollo al bienestar de la humanidad, a la vida y la paz con justicia social, lo cual solo es posible teniendo en cuenta el cuidado de la naturaleza.
    Aclaramos que la paz por la que luchamos es diametralmente opuesta a la paz del capitalismo, de la pretensión del Estado neoliberal. Dos lógicas antagónicas. Apoyamos la negociación política del conflicto armado, pero sin caer en la ingenuidad; los gobierno, con el apoyo de los empresarios y la dirigencia política dominante, negocian con la guerrilla con el objetivo de dar seguridad a la inversión del capital internacional en el país, a ellos no les interesa la justicia social: el éxito de Hidroituango lo logran a costa de vidas, represión, desastre ambiental en el río Cauca y el deterioro de la vida de los habitantes de la región en donde se construyó el megaproyecto de los empresarios del sector energético con la connivencia de los gobiernos. Para nosotros, la paz es justicia social, democracia, derechos humanos, dignidad humana, respeto a la vida.
  4. La construcción, profundización, ampliación, implementación de la democracia, social, integral, humana, estructural, que abarque todos los campos de la acción del sujeto individual y colectivo. La democracia con enfoque de desarrollo humano que se concreta en las prácticas de vida personal, colectiva y ciudadana; en la vida pública y privada; en el trabajo, en la calle y en la familia. La democracia como sentido de vida. La democracia como cimiento de la paz, porque sea el escenario institucional y social para erradicar las guerras y las violencias mediante la construcción de la confianza, las deliberaciones públicas, serias, argumentadas con rigurosidad en el conocimiento y en la búsqueda de la verdad para acordar y construir colectivamente soluciones. Sin democracia no hay la revolución que queremos y por la cual luchamos; y la revolución que queremos y luchamos tiene que ser democrática. Las dictaduras son horrendas en el campo político que sea. Boaventura de Sousa Santos (2018), al respecto, afirma: “revolucionar la democracia y democratizar la revolución”.
  5. El rechazo absoluto a la guerra y todo tipo de violencia, venga de donde viniere. Hemos optado por el camino de la paz, aunque sea muy difícil; y, a veces, no pocas, pareciese imposibles; pero, como dice Zizek (2013): “… Y a ciertos niveles, lo que los economistas nos están diciendo que es imposible, sí sea posible. Lo imposible sucede: no lo imposible en el sentido de los milagros religiosos, sino en el sentido de algo que no consideramos posible dentro de nuestras coordenadas.” “La única opción realista es hacer lo que parece imposible en este sistema. Así es como lo imposible se vuelve posible.” El fin no justifica los medios; la emancipación de los pueblos solo es posible a través de medios (métodos, estrategias, acciones) que rompan sustancialmente con las maneras arbitrarias de la producción económica y de las relaciones sociales.
  6. La lucha por el Estado social de derecho, es revolucionaria porque está por fuera de los límites del capitalismo. Está en el polo opuesto del Estado neoliberal. Es un Estado que regula con sentido humano la economía, el mercado, para garantizar el bienestar social y la realización de los derechos. La Constitución Política de Colombia declara que “Colombia es un Estado social de derecho” (Artículo 1); una conquista de las luchas populares; pero de 1991 en adelante, los gobiernos y los empresarios asumieron la tarea de dejarlo ahí, y desmontarlo en la legislación y normatividad. El Estado colombiano, a pesar del principio constitucional y sin negar las mínimas aperturas, es un estado totalmente neoliberal: autoritario, policivo, represivo, antidemocrático, restrictivo de los derechos fundamentales, humanos, sociales, ambientales, colectivos, políticos. El Estado colombiano está totalmente al servicio del capitalismo.
  7. La lucha política, sindical, pedagógica, social y cultural se fortalece en la movilización y la teorización territorial y mundial de los trabajadores y los pueblos. La movilización es la vida, las andanzas, la materialidad de las palabras, es el discurso en movimiento. Y las palabras es el sentido de la movilización. Movilización es lucha y ésta es material, física; pero también, es inmaterial, de ideas, conocimientos, imaginarios. Entre la teoría y la práctica hay relaciones dialécticas, dialógicas, dinámicas, de retroalimentación. Me permito citar dos autores que expresan con claridad esta correspondencia entre la teoría y la práctica: Guilles Deleuze (1988) en el libro de Foucault “Un diálogo sobre el poder” dice: “La práctica es un conjunto de relevos de un punto teórico a otro, y la teoría, un relevo de una práctica a otra. Ninguna teoría puede desarrollarse sin encontrar una especie de muro y se precisa de la práctica para perforar el muro.” Y Martín-Barbero (2003) en su libro “La educación desde la comunicación” manifiesta que “Si la palabra sola es impotente, la acción sola es estéril, la imagen del futuro se engendra entre las dos: la palabra dibuja la utopía que las manos construyen y el pedazo de tierra liberada hace verdad al poema”.
    Otro aspecto medular en nuestra lucha es la territorialidad, la construcción de territorio en donde es posible la vida, en donde se realizan las prácticas sociales democráticas, en donde se siembran, nacen y dan frutos las ideas de cambio, en donde se abren los caminos de la libertad con sentido social. Compartimos con Ti Noel, protagonista de la hermosa novela de Alejo Carpentier “El reino de este mundo”, en un momento de lucidez, ya anciano comprendió que: “En el reino de los cielos no hay grandeza para conquistar, puesto que allá todo es jerarquía establecida, incógnita despejada, existir sin término, imposibilidad de sacrificio, reposo y deleite. Por ello, agobiado de penas y de tareas, hermosos dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre solo puede hallar su grandeza, su máxima medida en el Reino de este Mundo.”
  8. Las teorías críticas y el pensamiento crítico son las fuentes que alimentan nuestro ideario, entendiendo que no son recetarios que se estandarizan, sino construcciones elaboradas desde las realidades, contextos y posibilidades de los procesos sociales; son reflexiones situadas en el lado de los trabajadores. Pero hay que tener claridad ideológica y decisión política y ética para asumir el pensamiento crítico con una posición de autocrítica; de lo contrario, el discurso crítico es un pretexto para condenar al otro y yo continuar en las mismas. La crítica sin la autocrítica es un discurso evasivo y de acomodamiento. Así mismo, la crítica tiene que ser seria, responsable en el conocimiento, con argumentos sólidos, sin falsedades ni falacias, propositiva y fraternal. Para nosotros, la crítica es una opción política transformadora, esperanzadora y de compromiso, que se plantea desde el mundo de las posibilidades.
  9. La unidad de la izquierda y los sectores democráticos en Colombia, es una urgencia y una necesidad histórica para avanzar en la construcción de un proyecto político alternativo que se gane la confianza de la ciudadanía. Ayudemos a que esa unidad sea posible. En esta perspectiva, fortalecemos el Movimiento de Integración Democrática – MID – en la búsqueda de mayor presencia en los debates y en las decisiones en el campo de la resistencia que contribuyan a la unidad. Diferenciamos entre la unidad y la homogeneidad. Entendemos la unidad como un pacto por la vida firmado por el compromiso y la responsabilidad de distintas fuerzas políticas, sectores sociales, culturales, étnicas, de que siendo diferentes se construyen idearios comunes. En este sentido, la unidad solo se fortalece en el ejercicio firme y claro de la democracia.
  10.  .La lucha ética, por la transparencia, contra la corrupción no se dirige solamente contra la derecha; Es fundamental y asunto de principio, la lucha contra la corrupción al interior de las organizaciones de los trabajadores: sindicatos, partidos políticos, movimientos y organizaciones sociales, juntas de acción comunal, etc.
  11. Queremos un sindicalismo alternativo, es decir, como organizaciones libres, democráticas, independientes, participativas, transparentes en sus prácticas sindicales y políticas. Hoy, más que nunca, trabajamos por un sindicalismo en el que los trabajadores se sientan comprometidos e identificados; un sindicalismo social, partícipe de los procesos sociales en la construcción de la democracia.
  12. El dirigente es un intelectual orgánico (Gramsci) intelectual transformativo (Giroux) y tiene el compromiso ético y político de fortalecerse en el amor y la disposición por el estudio, la lectura, la escritura, la investigación, el diálogo, la negociación de conflictos y el liderazgo colectivo en la escuela, la comunidad, en los procesos sociales de los trabajadores. Actuar con trasparencia. Es un promotor de esperanzas, confianza y alegrías de cambios. Como sector político, tiene sentido fortalecernos orgánica y políticamente, en tanto tenemos el compromiso de contribuir y hacer presencia en la construcción de alternativas de vida en las personas, las comunidades, las escuelas y el país. Lo anterior implica la necesidad de fortalecer el trabajo colectivo y estar dispuestos a aprender de los otros y de las realidades.